04 julio 2009

Una novia para querernos

Una semana rara viene marcando mi estado de ánimo, sobre todo el culminante pensamiento fugaz, pero residual, de una persona importante. Son como la activación de un gen depresivo que poco a poco me da la habilidad de pensar y resolver posibles y futuras prácticas de amor propio.

Hoy volví a pensar como si nada hubiera pasado y yo siguiera ebrio de esa confianza que tenía al llevarla de la mano sin importar nuestras formas, nuestros gustos, nuestro pasado... estabamos charlando como de costumbre, a los abrazos, a los chiste y a los besos, a los buenos ratos. Pero cai como una gota de tinta en el charco de la realidad, perdiendo toda noción de sueño e imaginación, integrandome en ese charco, difunminandome entre las ganas de patear la celosia que estaba pintando y llorar solo en un galpón ajeno...

Una vez más empaté con la coherencia que no se duerme, prácticamente, para desenamorarme de los fantasmas y volver a mi monotona tarea. Todo eso fue fugaz, me recompuse en un milisegundo, pero aun así quedó un resabio amargo en el pecho que todavía no se deja curar y me hace escribir estos desahogos no recomendados para cualquier blogger que quiera triunfar.

Así fué que mencionándole a mi amiga Pachu mis ganzadas de chat, le comento mi necesidad de "una novia que me quiera", lo cual me lleva a reflexionar un segundo y noto que anteriormente solía necesitar "una novia para querer"(sin importar la cantidad de mierda que le de forma a esa persona), y notando mi evolución en este hecho me deje llevar hasta la posible solución, tan clara como trillada, pero sin dejar de ser compleja para aquel que consejos vende pero para él no tiene... y ahi estaba mi proximo paso "necesitar una novia para querernos".

Suena muy simple la idea, pero va más allá de la obviedad sonora de la frase. La misma se mantiene apegada a mi tantas veces explicada teoria de la idealización del afecto de un solo lado. Eso de idealizar en otro lo que una persona, que no imaginamos cuán cerca está, nos puede dar millones de veces más... y sigo cometiendo el error(quizas por error, quizas por miedo a la idea de una distancia inesperada) de dar la oportunidad de que alguien sea querido, olvidandome que puedo darme la oportunidad de ser querido y aprender a querer sin temor.